
Al cerrar los ojos abro las puertas del único mundo creado de la inmensidad de todo aquello que ni siquiera se que quiero, de aquello que temo y a lo que nunca pude enfrentarme.
Un mundo donde las dudas marean mi mente ocupando un tiempo a escondidas de mi misma.
Y muere la hipocresía cuando abro la cárcel del día a día y libero esa parte de mi incómoda de mostrar, la que asusta, la que es infinita y poderosa
Las caretas se desvanecen y mueren los pasos meditados y las palabras intencionadas.
Muere la altura, la anchura, la medida de mi persona, dejando atrás lo absurdo de definirse.
Nace la libertad de buscar lo que no me atreví a encontrar, de mirar lo que nunca vi, de llorar lo que no lamenté, de reir lo que no me permití disfrutar, de sentir lo que no me di tiempo de vivir, de responder lo que antes no pregunté.
¿Que es soñar?
Soñar es la mortalidad del olvido.